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LA ESTÉTICA DE ELVIO ROMERO SEGÚN MIGUEL ÁNGEL ASTURIAS, por Ricardo Rubio

Elvio Romero

Elvio Romero es uno de los mayores poeta del humanismo americano, lineamiento que, dentro de una intención integradora, abarcaría también las obras de Armando Tejada Gómez, Manuel Scorza, Alberto Hidalgo, Manuel del Cabral, Pablo Neruda,  aunque en los casos particulares de estos poetas, salvo los dos primeros, lo social no ocupa el primer plano de sus estéticas, sino se trasuntan, a veces, desde lo voluntarioso del reconocimiento igualitario; otras veces, desde lo ético-intelectual. En cambio, la obra de Elvio Romero cubre con un manto de poderoso lirismo e ilimitada inspiración los paisajes oscuros de nuestra sociedad en forma directa, ejemplificadora y hasta feroz cuando el destinatario lo merece.
Pese a la juventud que entonces tenía, son muchas las razones por las que debe ser considerado como un poeta de la generación del cuarenta (entre sus 14 y 24 años): utiliza los variados recursos de la poesía moder-nista, la fuerza verbal de los humanistas españoles de fin del s. XIX y de principios del s. XX y el naciente expresionismo americano, que aún no había llegado a la cima de las preferencias de los autores. Su lirismo y versificación se nutren también de los mejores síntomas de la estela que deja el tardío post-romanticismo paraguayo. Esta característica primigenia no le impide indagar y tomar experimentalmente algunas libertades del vanguardismo argentino de mediados de s. XX. Pero la sinceridad, la honestidad y la vehemencia son actitudes que, seguramente, heredó de Julio Correa. Encontramos composiciones en las que aparecen también las caricias del superrealismo, con el que inadecuadamente algunos analistas pretenden acercarlo a Pablo Neruda, cuando en realidad sólo son los sonidos de algunos ecos de la imaginería metafórica de Miguel Hernández, León Felipe y Federico García Lorca, que no a pocos mostraron el camino, y del amplísimo vocabulario que recurre a todas las palabras de la lengua, y aún a neologismos. Quizá como producto del esfuerzo por encumbrar el dolor de la añoranza o de la melancolía por lo lejano en el espacio y en el tiempo o por el vigor de su fluir, siempre ajustado a la intención semántica, es un poeta que debe ser enrolado bajo las influencias directas del siglo de oro español, que llegan a él a través de lecturas clásicas y de los humanistas españoles.
El numen de Elvio Romero lo lleva a lo que considera más apropiado para dibujar y pintar la forma de vida paraguaya, en primer lugar, y la americana, en segundo, que sufren en su madera y en su carne. El control de los elementos superreales atiende más a las necesidades sensitivas de la imagen que a la composición semántica del texto, aunque su connotación es siempre objetiva del único modo que podrían ser los versos de un hombre honesto, pragmático y conmovido por la injusticia, que declama su verdad al mundo.
Miguel Ángel Asturias, en 1956, presenta la estética de Elvio Romero de esta manera:

Miguel Ángel Asturias

    “Lo que caracteriza la poesía de Elvio Romero es su sabor a tierra, a madera, a agua, a sol, el rigor con que trata sus temas, no abandonándose ni un solo momento a la facilidad del verso, y el querer interpretar el drama de su país joyoso de naturaleza y triste de existencia, como muchos de nuestros países. Pocas voces americanas tan hondas y fieles al hombre y sus problemas, y por eso universal. Poesía invadida, llamo yo a esta poesía. Poesía invadida por la vida, por el juego y el fuego de la vida. Pero no la vida como la concibe el europeo, chato siempre ante nuestro mundo maravilloso y mágico,  sino como la concebimos nosotros. Elvio Romero, como todos los auténticos poetas de América, no tiene que poblar un mundo vacío con su imaginación. Ese mundo ya existe. Interpretarlo es su papel. Lo real es lo poético en América, no lo imaginado o ficticio. Y por eso se nos queda tanta geografía dispersa en flores, en astros, en piedras, en aves, cuando leemos los poemas de este inspirado poeta paraguayo. Por los intersticios de tanto prodigio como va cantando, se escapa el dolor de los pueblos, gemido y protesta, pero también esperanza y fe. Pero estos sentimientos y pensamientos nacidos del paisaje que se torna lúcido y que por momentos llegan a ser opresores, son rotos por el poeta que les “nombra”. Romper el encantamiento “nombrándolos” es el arte de Elvio Romero, el encantamiento natural, ya que son traspuestos a sus poemas en el logro de otro encanto, el de la poesía, el sobrenatural. Sobre la naturaleza van sus versos arrastrando raíces de sangre viva, de vértigo, contraste y metamorfosis. Lo formal, si cuenta, cuenta poco en poetas en que hay una tempestad atronadora, en los cuales lo que se dice se expande y al expandirse crea o recrea, del mundo nuevo, su vibración auténtica.”

Ricardo Rubio

27 octubre 2011 Posted by | ELVIO ROMERO, MIGUEL ANGEL ASTURIAS, RICARDO RUBIO | , | Deja un comentario

   

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