EPANADIPLOSIS

Libros – Notas – Comentarios

JUDAS, de ESTER DE IZAGUIRRE por STELLA MARIS BAGATTIN

 

Ester de Izaguirre

Ester de Izaguirre

Conocí a Ester de Izaguirre cuando ella llegó a Bragado, invitada junto a otros escritores para la inauguración del profesorado de Lengua y Literatura en la Escuela Normal Superior de Bragado, Instituto de Formación Docente N78. Tuve el honor de ser su discípula durante varios años. Me incentivó a escribir, descubriendo en mí el interés que desde niña tuve por las letras. Me atrevo a decir que fui correspondida por su parte con real afecto; con ella teníamos en común el amor por el idioma francés, que nos acercó desde el primer momento, cuando empezamos a conversar en esa lengua. Lo que no podía imaginar es que ese sería el comienzo de una amistad enriquecedora para mí. Una vez por mes viajaba a Capital y de allí a su departamento donde compartíamos el té o el almuerzo, mientras conversábamos.

Nuestros encuentros eran muy agradables, y las reuniones un intercambio de comentarios sobre autores argentinos y franceses. Solía prestarme o regalarme libros de poetas, y poco a poco me fui animando a escribir mis propios poemas. Con el correr del tiempo, solo a veces conversábamos en francés, y un día me pidió que le tradujera su poema Judas para enviarlo a una revista francesa. Traté de excusarme porque este trabajo lo realiza generalmente un traductor, pero ella insistió y lo hice. Judas es un notable poema, habla de la supuesta verdad velada, según la cual algunas corrientes religiosas sostienen a Judas, haciéndolo partícipe indispensable de un final planeado.

No he encontrado la copia de la versión que le entregara a Ester, pero he realizado nuevamente la traducción y espero que sea lo más ajustada posible a este joya de la literatura argentina que recibiera  el premio La pluma de Plata del Pen Club. Es mi humilde homenaje a esta querida amiga y poeta paraguayo-argentina tantas veces reconocida como una de las más grandes poetas de ambos países.

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Judas

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Je suis Judas, le traîte,

Et je t´ai donné plus que tous autres

Moi, je t´ai donné plus que l´amour.

Pour ceux- là, la grâce de l´héroïsme

Et la docilité de se maintenir fidèles,

Car eux, ils n´ont pas affronté ton regard

Là, en Gethsemaní.

Si seulement tu m´aurais dit: “Je te comprends,

du courage, tu le fais bien, Judas.”

Ils naviguaient dans des barques

que le prodige sauvait des marées tenaces,

moi, je me suis enfoncé jusqu´au plus profond des abîmes

de cette mer, où l´on est homme et on  s´en souvient.

Tous ont vu les clous et ils ont pleuré,

Moi, je t´ai immolé pour que tu trouvasses l´aube.

Tous ont été convoqués pour le drame,

Caïffa, Anas, Hérode et Pilate,

Pourquoi moi, moi-aussi. Moi, je t´aimais.

Pourquoi on aura forgé les monnais

pourquoi encore les prophécies.

Pourquoi l´arbre funeste

comme un oeil sorcier qui me réclame

depuis le sang intacte de la Bible.

Je suis Judas, le traîte,

celui qui a mieux  accompli avec son destin.

Celui qui a livré à qui il aimait. Parce qu´il l´aimait.

 

 (De Ester de Izaguirre, trad.: Stella Maris Bagattin)

 

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Judas 

.  

Soy Judas, el traidor,

y  te di más que todos,

yo te di más que amor.

Para ellos la merced del heroísmo

y la docilidad de serte fieles,

porque ellos no afrontaron tu mirada

allá en Getsemaní.

Ojalá me hubieras dicho: “Te comprendo,

lo estás haciendo bien. Ánimo Judas”.

Ellos navegaban en barcas

que el prodigio salvaba de mareas tenaces,

yo me hundí hasta tocar fondo en los abismos

de este mar de ser hombre y de acordarse.

Todos vieron los clavos y lloraron,

yo te inmolé para que amanecieras.

Convocaron a tantos para el drama,

Caifás, Anás, Herodes y Pilatos,

por qué también a mí. Yo te quería.

Por qué habrán acuñado las monedas,

por qué las profecías.

Por qué el árbol aciago

como un ojo hechicero reclamándome

desde la sangre intacta de la Biblia.

Soy Judas, el traidor,

el que mejor cumplió con su destino.

El que entregó al que amaba. Por amarlo.    

 

Ester de Izaguirre.

Stella Maris Bagattin

Stella Maris Bagattin

 

24 octubre 2015 Posted by | ESTER DE IZAGUIRRE, STELLA MARIS BAGATTIN | , , , | Deja un comentario

EN LA TIERRA DE NADIE (Reflexiones sobre poesía, sociedad y comunicación) por RUBÉN BALSEIRO

EL CAMPO DE JUEGO

“La poesía no se vende porque no se vende”

Guillermo Boido

En medio de la problemática presentada en los capítulos anteriores, trataré ahora de acercarme a la palabra poética y a la transmisión de la palabra poética. Sin duda, la poesía, se presenta como el saber de unos pocos para unos pocos; acaso como una forma cultural cerrada en su propio núcleo. Hurguemos más a fondo esta exclusividad a través del análisis de dos palabras que de por sí, ante el sólo escucharlas se presentan como antagónicas; poesía y marketing. Para esto debemos primero entender qué definimos como poesía y qué como marketing. Sabemos que una definición de poesía es difícil o acaso imposible, pero aventuremos algunas.

Osvaldo Rossi en su libro “Las palabras que conmueven” nos ofrece algunas de las definiciones de poesía que han dado importantes pensadores o poetas a lo largo del tiempo:

Matthew Arnold

Matthew Arnold

 

“En el fondo, la poesía es una critica de la vida” Matthew Arnold

Gustavo Adolfo Bécquer

Gustavo Adolfo Bécquer

 “Poesía eres tú” Gustavo Adolfo Bécquer

Andre Breton

Andre Breton

 “La poesía es una pipa” – André Breton

León Felipe

León Felipe

 “La poesía es un sistema luminoso de señales” – León Felipe

Macedonio Fernández

Macedonio Fernández

 “La poesía es una justificación estética del universo” – Macedonio Fernández

Martin Heidegger

Martin Heidegger

“La poesía es la fundación del ser por la palabra” – Martin Heidegger

Vicente Huidobro

Vicente Huidobro

 “La poesía es el lenguaje de la creación” – Vicente Huidobro

Roberto Juarroz

Roberto Juarroz

 “La poesía es uno de los pocos lugares donde la palabra no fracasa” – Roberto Juarroz

Antonio Machado

Antonio Machado

 “La poesía es palabra esencial en el tiempo” – Antonio Machado

Alejandra Pizarnik

Alejandra Pizarnik

 “La poesía es el lugar donde todo sucede” – Alejandra Pizarnik

Herbert Read

Herbert Read

 “La poesía es sentido y sonido” – Herbert Read

Wallace Stevens

Wallace Stevens

 “La poesía es un combate contra el lenguaje” – Wallace Stevens

Pedro Salinas

Pedro Salinas

 “La poesía es una aventura hacia lo absoluto” – Pedro Salinas

Como vemos hay una gran dificultad para establecer una definición única de poesía, y como bien dice Rossi esto sostiene el desacuerdo y hace que la búsqueda por dicha definición continúe. De todos modos, lo veremos más adelante, estos intentos de definición son precisamente eso, intentos, ya que como dijimos, la poesía es acaso indefinible.

Philip Kotler

Philip Kotler

Por su parte ¿Qué es el marketing?, según Philip Kotler (considerado por algunos el padre del marketing) es:

– “El proceso social y administrativo por el cual los grupos e individuos satisfacen sus necesidades al crear e intercambiar bienes y servicios”

Otras definiciones acaso más lineales dicen:

– “Conjunto de técnicas y métodos para promover la mejor venta posible de uno o varios productos”

-“Estudio de las técnicas y métodos que mejoran la venta o comercialización de diferentes productos”

– “El conocimiento y comprensión del consumidor para que el producto, bien o servicio se adecúe y se venda por sí solo. Comienza en el consumidor y termina en él”

Habiendo  establecido esto continuaré con mi análisis, tratando de afrontar la dificultad entre poesía y marketing:

Una conocida frase del poeta y ensayista Guillermo Boido dice:

 

“La poesía no se vende porque no se vende.”

Guillermo Boido

Guillermo Boido

Esta frase encierra un importante concepto asociado a la combatividad de la palabra poética, a la no corrupción de la misma. Pero inevitablemente dicha frase conlleva también a una posible falacia. Pienso que el error radica en la polarización de los conceptos. Hemos escuchado repetidas veces a los poetas hablar y expresarse desde la marginalidad. Si hablamos de consultas de opinión, allí puede haber un novelista, un cuentista, un pintor, un ensayista, un historiador, rara vez un poeta. Los poetas se regocijan en esto, y se atrincheran en el margen, hablan de resistencia, dicen que desde las sombras su combate continuará y creo que es hora de mostrarse, de abordar la luz, de salir del encierro y determinar un nuevo campo de juego.

Recordemos que, como dijo Boido: “La poesía no se vende porque no se vende”. Indudablemente la palabra “Vende” tiene también su análisis. Trataré entonces de definir la palabra vender desde un enfoque más amplio que la simple transacción comercial que todos conocemos, se puede decir entonces que vender es:

“Satisfacer una necesidad con el beneficio que genera un determinado producto o servicio.”

Este concepto pone en juego dos palabras fundamentales: “Necesidad” y “Beneficio”. Sin embargo, en la frase de Boido se juegan dos significados de la palabra vender. Hay dos vende que identificaré así: “vende” asociado a la definición recién expuesta y “VENDE” asociado al no pactar con la corrupción y el poder de turno. Comparto plenamente la idea de dicho poeta pero profundicemos un poco en la misma.

Frente a la definición de vender recién enunciada y a las dos palabras claves de esta definición (Necesidad y Beneficio), surgirá rápidamente la pregunta ¿Hay una necesidad de poesía? La respuesta rápida y fácil sería “No” eso sin duda nos permitirá seguir en el margen, seguir en la complacencia del estado actual, seguir en el círculo cerrado. Sin embargo creemos que el estado actual necesita un cambio y entonces la pregunta sería ¿Cómo generar una necesidad o deseo de poesía?

El deseo de algo tiene que ver con el conocimiento de ese algo, es decir, para desear “x” cosa, tengo que tener conciencia de la existencia de esa “x” cosa. Un principio fundamental es el poder mostrar los que hacemos, pero, mientras el trabajo poético se limite a los “guetos poéticos”, mientras continuemos leyéndonos y aplaudiéndonos entre nosotros mismos no habrá posibilidad alguna de generar necesidad.

Son llamativos ciertos programas radiales que acostumbran abordajes a textos poéticos y como la lectura de los mismos genera cantidad importante de llamados telefónicos de oyentes emocionados, intrigados, deseosos de saber más sobre el poeta cuya obra fue leída. Aquí es importante diferenciar entre un programa de interés general que incluye información y expresiones artísticas: música, canto, poesía, de un programa puramente dedicado a la literatura. Mientras al primero accederán muchas personas y de variados gustos, tal vez en busca de información, opiniones, canciones o músicas que deseen escuchar, al segundo accederá casi con seguridad gente vinculada con el quehacer poético o literario y de ese modo se continuará en el círculo. En el primero el poema será una aparición que sorprenda y en muchos casos atrape; la escucha del segundo exigirá estar preparado para media hora o una hora donde el único y excluyente tema es la literatura. El primero generará nuevos oyentes, acaso nuevos adeptos a la poesía, el segundo reafirmará el círculo cerrado de poeta que dice poeta que escucha.

Cierto es, y sería injusto negarlo, se gestaron programas de lecturas de poemas en cárceles, escuelas o centros de rehabilitación, los programas generados por APOA, (Asociación de Poetas Argentinos) son un claro ejemplo y sin duda significan un paso muy importante, pero es fundamental no contentarnos con esto y continuar saliendo del encuentro privado, del hermetismo con que los poetas custodian su saber y tratar de que este saber se expanda. Pero aquí aparece la trinchera, la marginalidad, la resistencia.

Resistir implica una posición de defensa frente a un atacante. ¿Quién es el atacante? ¿El sistema? ¿El mercado? ¿El mundo globalizado?

Atahualpa Yupanqui

Atahualpa Yupanqui

En “El Destino del Canto” Atahualpa Yupanqui manifiesta que la búsqueda final de todo poema debe ser el anonimato, es decir, que el poema transite su camino hasta transformarse en saber popular, patrimonio del pueblo “Folklore”, más allá del nombre del autor. Sería acaso demasiado pretencioso pensar en ser en algún momento folklore pero si es fundamental entender que cuando digo vender no me refiero a una actividad puramente comercial, me refiero a establecer la posibilidad de un puente hacia mucha gente que podría disfrutar de algo que existe, pero ese algo, en lugar de   mostrarse   se   atrinchera   dentro de un grupo cerrado. Cuando digo vender no me refiero exclusivamente a un lucro económico, sino a hacer llegar a la gente una nueva visión del mundo.

Llegado a este punto, merece un análisis el concepto de “lucro económico” y aceptar, que si el lucro económico es la resultante del trabajo consciente y atento del poeta, no deberíamos temer a esa palabra y “vender” (como hecho comercial) sería la consecuencia lógica de un trabajo intelectual y emocional valorable; ¿Acaso los músicos no venden su música, los pintores sus pinturas, los actores sus interpretaciones? Sin embargo y  es importante aclararlo, la frase de Boido debe estar presente “La poesía no se vende porque no se vende” será la única forma para que nuestro deseo de llegar no caiga en la enajenación que nos propone la sociedad en la que vivimos, de ser así terminaríamos transformando una expresión artística en un producto más de mercado y dicho mercado acabaría absorbiéndonos.

La enajenación (de la que todos en tanto seres sociales participamos en mayor o menor medida) es la resultante de los vínculos sociales y las condiciones que estos vínculos sociales nos imponen, es decir, es el resultado de aquello que tenemos que ceder para poder obtener aquello que satisfaga nuestras necesidades. Ahora bien, si nos planteáramos qué son nuestras necesidades, veríamos que las mismas no están determinadas por nuestra voluntad sino por lo que el mundo globalizado y la sociedad de consumo establecen. ¿Hasta dónde aquello que decimos necesitar es realmente necesario?

Aquí podemos volver nuevamente al concepto de Marketing y preguntarnos si lo que el marketing hace es investigar las necesidades del consumidor para adecuar un producto a él y cuál es el límite entre esta investigación y la manipulación para imponer dicho producto.

Si la enajenación es la disputa entre lo que cedemos y la satisfacción de nuestras “supuestas” necesidades, la pregunta es ¿Qué perdemos al ceder lo que cedemos? la conciencia de esta pérdida es la que nos lleva a la alienación, la cual será obviamente individual ya que dependerá no sólo del nivel de conciencia sino también de la resistencia que cada uno de nosotros tenga frente a la pérdida. Vimos entonces por definición que en el concepto “vender” es necesario la satisfacción de una “necesidad” a través de un “beneficio”, vimos también que podemos vislumbrar un proceso para generar dicha necesidad ya que salvo las necesidades esenciales del hombre, como por ejemplo comer, dormir, tener un techo, que existen per-se, las demás son el resultante de un proceso socio cultural que las apuntala y las instala en el deseo.

Ahora nos restaría pensar en la segunda palabra clave de la definición; “Beneficio”. ¿En qué beneficia la poesía? O dicho de otro modo. ¿Para qué la poesía? Como sabemos, vivimos un mundo agitado, cambiante; todo quiere obtenerse en forma rápida, el tiempo es el gran acosador. Todo debe ser ya, ahora. En este medio las recetas fáciles que nos permiten la felicidad o el éxito son moneda corriente. Nunca como en ese tiempo, han existido tantos “Gurúes” que proponen a la gente la solución aquí y al instante. Ya pocos pueden esperar un desarrollo, una madurez, otro tiempo. Todo debe ser utilitario y en un mundo, que como vemos, es esencialmente cortoplacista y el poder va cambiando de mano a lo largo del tiempo, el dinero es el gran amo y se manifiesta a través de procesos absolutamente arbitrarios donde los poderosos realizan las mismas atrocidades que sus rivales pero amparados por lo que ellos mismos definen como el “lado justo” de la historia. Así se mata gente, se invaden países, se tortura; todo para contrarrestar esas mismas acciones del bando opuesto.

En esta carrera contra el tiempo, el hombre se enajena en tareas que poco tienen que ver con la dignidad. Si Karl Marx postulaba la dignidad del trabajo, era este trabajo un proceso dignificante en tanto realización del hombre. Sin embargo, hoy en día en muchísimas partes de lo que el eufemismo actual denomina “Países emergentes” po- dríamos preguntarnos (¿Emergentes de dónde?) el hombre no trabaja de lo que quiere, de lo que le gusta, sino de lo que puede, o directamente no consigue trabajo, con lo cual la dignidad a quedado relegada a escasas oportunidades y la más de las veces a una explotación amparada por el poder que genera la disparidad entre una demanda laboral alta contra una oferta pequeña.

¿Puede esta realidad atentar contra la realización del hombre como tal? y si lo que queremos es que la poesía llegue al público, esta realidad circundante, ¿Será una de las causas para que no haya un acercamiento entre palabra y lector? ¿Qué motivación encontrará un posible lector para abordar un texto y particularmente un texto poético, cuando está acuciado por infinidad de problemas que vivencia como más contundentes y reales?

La motivación de una persona se genera cuando dicha persona encuentra en una determinada acción el puente para realizar o concretar un objetivo. Dicho de otro modo, nos motivamos cuando tomamos conciencia de que si realizamos “x” tarea podremos obtener un resultado que nos permita acceder a algún lugar o estado deseado de antemano. Cabría preguntarse entonces: ¿Cuál es la motivación final? o bien; si el hombre es un ser que se busca, en esa búsqueda, ¿Qué espera hallar? ¿Qué es lo que los seres humanos definen como meta de la vida? Parece muy posible (siguiendo lo que Freud sugiere en la primera tópica) que los hombres busquen el placer, la dicha, la felicidad y traten de huir por todos los medios de la desdicha o el displacer.

Aquí encontramos un punto importante a favor de la poesía o de cualquier otra expresión artística, ya que como tal, poesía es coincidente con belleza y la belleza está directamente enlazada a un sentimiento de placer. Pero aquí aparece la sociedad de consumo sentenciando que la dicha, el placer, la belleza, está en tal o cual producto de mercado y entonces las búsqueda se desorienta o se reorienta hacia determinada casa, determinado automóvil, determinado articulo suntuoso. Esto nos vuelve a colocar en el principio del camino, ¿Cómo encontrar una motivación que nos lleve a la poesía?

Abraham Maslow

Abraham Maslow

Abrahán Masslow, en los años 60, ya planteaba que es imposible la motivación de alguien si no están cubiertas sus necesidades básicas; entendiendo por tales las “fisiológicas” (comer-vestirse-disponer de vivienda) y las de “seguridad” (cierta tranquilidad sobre la continuidad de esta situación).

¿Cómo lograr entonces la motivación por la poesía en un mundo donde muchas de las necesidades básicas no están cubiertas? ¿Puede ser la realidad social del ser humano lo que lo aleje de la poesía? La respuesta es si, de no ser porque en aquellos lugares con realidades sociales distintas, donde estas necesidades básicas están holgadamente cubiertas, la poesía sigue siendo una manifestación de unos pocos, para unos pocos.

Con necesidades puntuales o no, este mundo tiene un matiz utilitario rotundo; los unos por querer acceder a aquello que no tienen pero que la sociedad de consumo les ofrece minuto a minuto, los otros por querer tener más de lo que ya tienen ya sea para ostentar su poder o para afianzarlo. Y entonces: ¿Qué aporta la poesía en esta búsqueda que enfrenta el hombre actual? La respuesta es nada. ¿Cuál sería el beneficio que ofrece la poesía para solucionar los acuciantes problemas que se le presentan al hombre? La respuesta es ninguno.

La poesía no es utilitarismo en tanto la pensemos como aquello que nos es útil para obtener tal o cual producto que nos propone el mercado. La enajenación actual del hombre se debe en gran medida a ese utilitarismo, a esa búsqueda desenfrenada por tener aquello que no se tiene, el deseo se ha impuesto y el deseo, como tal, es siempre incumplido, por lo tanto una vez obtenido aparece un nuevo deseo y la carrera no tiene fin.

Creo que hay que salir de esta sociedad donde el consumo es el mandato principal, pero sé que el camino emprendido por el hombre es de difícil regreso o acaso es sin regreso. Insisto, la poesía no es utilitarismo, no va a aportar nada puntual para solucionar nuestros problemas económicos pero sí va a ser esencialmente útil para encontrarnos con nosotros mismos, para identificarnos y construirnos como hombres libres. La poesía es el lenguaje de la no alienación, es el lenguaje, como diría Buber, que puede realizar el ser “entero”, aquel que viviendo en la alienación puede escapar de la misma para encontrarse con el otro. La poesía, va a ser el lenguaje de ese punto de encuentro “entre” el “yo” y el “tú”.

Somos seres sociales, nos  expresamos con un lenguaje que no sólo nos marca sino que nos constituye y sabemos que ese lenguaje está sufriendo un quiebre y es necesario reencontrarnos con nuestra esencia de hombres. La poesía es una de las formas de este lenguaje, un modo a través del cual el hombre puede establecer un puente consigo mismo y con los otros hombres.

No soy tan ingenuo como para pensar en la idea de un regreso a un tiempo primigenio, ni creer en lo que alguna vez se llamo “el buen salvaje”. El contexto social del hombre existe y aunque buscásemos las raíces, el regreso sería imposible, no podemos apartarnos ni aislarnos de la sociedad en la que vivimos, no seriamos más que nuevos Robinsón y tendríamos al igual a él, que inventar a Viernes para continuar nuestra vida.

En suma, no hablo de transformar la poesía en un folletín, hablo de mostrar lo que hacemos, con sus complejidades, con sus variables y no permanecer dentro del círculo. No hablo tampoco de un público masivo, sigo hablando de determinado público, pero sí hablo de un público más amplio que el actual. De no ser así, caeremos en que la poesía sólo es para los poetas y consecuentemente aquel mito griego de Pigmalión y Galatea se hará presente y reafirmaremos nuestra propia “Profecía auto-cumplida”.

Rubén Balseiro

Rubén Balseiro

Rubén Balseiro

17 octubre 2015 Posted by | ALEJANDRA PIZARNIK, ANDRÉ BRETON, ANTONIO MACHADO, ATAHUALPA YUPANQUI, GUILLERMO BOIDO, GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER, HEBER READ, LEÓN FELIPE, MACEDONIO FERNÁNDEZ, MARTIN HEIDEGGER, MATTHEW ARNOLD, OSVALDO ROSSI, PEDRO SALINAS, PHILIP KOTLER, ROBERTO JUARROZ, RUBEN BALSEIRO, VICENTE HUIDOBRO, WALLACE STEVENS | , | 2 comentarios

LAS «PIEDRAS», por VICTORIO VERONESE

Variaciones sobre una escultura de Hirotoshi Itoh aka Jiyuseki

LAS PIEDRAS

a Roger Caillois,
Homenaje a un enemigo.

No es cierto que una piedra que se asemeja a un haba impida a los perros ladrar y que las piedras del Monte Micenas nos protegen de toda visión monstruosa.
Tampoco es verdad que hay piedras cuyo nombre ignoro que protegen a las vírgenes de toda violación.
No creo en nada de lo que cuentan Tesifón y Aristóbulo.
No creo a Heráclides cuando sostiene que en el Monte Ida, donde aqueos y troyanos practicaban dantescas carnicerías, hubiera piedras que se hacen visibles mientras se celebran los cónclaves de césares y de dioses.
Afirmar que los betilos sos piedras arrojadas desde el cielo envueltas en un círculo de fuego y que en Ahaia (¿está próxima a Thesalia, donde Apolo mató a la Pitón?), en Arcadia, en Beocia (¡oh Píndaro!) y en Siria se les rinde culto, es como afirmar: todo eso tiene que ver con Roger Caillois porque fue invitado por Victoria Ocampo a conocer nuestras pampas y que todo lo que acontece tiene relaciones quién sabe con qué arcanos venidos de otras galaxias.
Si el Infinito no tiene ni principio ni fin, ¿cómo se puede hablar del principio del caos?
Hablar de las mallas quebradizas del cobre extraído del lago de Michigan y encabalgarlo a algo que jamás estuvo vivo y vestirlo, pretencioso, con un sudario ligero y a la vez suntuoso es una pretensión estéril.
¿Si no es de las entrañas del surrealismo, cómo alguien puede referirse a los jaspes como objetos de demencia y esquizofrenia?
Si no es desde las entrañas de la poesía, cómo se puede escribir:
“Un universo de  volutas, de ramajes, de majares,  de pleuras,  donde emergen rostros despellejados, junto con un abanico de músculos en carne viva en la cavidades de los huesos”
Senos cortados al ras, pezones inflados, cuerpos crucificados por corrientes que los paraliza o no, mientras se enumeran utensilios como: husos, bobinas, lanzaderas, agujas, hilos de coser, trompos, muñecas talladas en ébano, en boj, muñecas rubias, muñecas negras, escaques donde los alfiles se deslizan por las diagonales sin desprenderse de sus bonetes de tres pompones o sus mitras de obispos, todo reducido a una tela pintada dentro de una jaula colmada de suspiros traídos desde otro universo, donde Caissa decide sobre una sábana mojada que luce una órbita de pestañas azules tatuadas en los hombros de vírgenes enamoradas de Safo, a la que le envían epístolas de amor robadas de un banquete celebrado en un crucero que navega entre las islas del Egeo.

Roger Caillois

Roger Caillois

La septaria nada tiene que ver con una estalactita, pero sí con un blister del tamaño de los de cafiaspirina y nos recuerdan corolas donde la nostalgia se empapa de migrañas que se convierten en tabiques que inundan nuestras fosas nasales, donde los obenques se transforman en imprescindibles diagramas voluptuosos e inquietos, pero carecen de entusiasmos igual que una espiral en una celda vacía.
Claro que se puede decir en una página impar que la imagen de un ágata es abstracta y en una par que es un dibujo de una perfecta sencillez y compararlas con pájaros que vuelan en círculos adheridos a los vientos alisios, vientos que ofrecen sus nervaduras a los rayos del sol, como una vana historia de ágatas en pena.

«Piedras» de Roger Caillois

Me olvidé de comentar que una piedra septaria puede ser de color beige, marrón o amarillo.
Las ágatas están vinculadas a los látigos de los torturadores. También a las tejas verdes y a la piel de las serpientes. Dicen que los Borgias eran afectos a las ágatas. A veces ondas azuladas las atraviesan como  sismógrafos enloquecidos.
Los minerales, como los peces y las flores, primero pierden el color, después las formas, entonces nos quitamos los guantes y los zapatos y los arrojamos lejos, junto a hojas de papel de arroz heredadas de la dinastía Ming.
Qué pensaría Victoria de todo esto al ver reflejado su bello cuerpo desnudo en los espejos de las habitaciones donde celebraba las ceremonias más íntimas con Roger.
¿Qué es eso de desviar la mirada cuando estamos frente a una piedra de silicato de magnesio y el azar decidió que esa piedra se convierta en una pipa de espuma de mar para ser llevada al lienzo por Magritte?
¿Cómo puede ser que haya columnas y agujas imaginarias, si estamos en territorio ferozmente poético? En el continente poético nada es imaginario, nada es virtual.
Afirmar que las piedras no tienen independencia ni sensibilidad ofende a Erato y a Euterpe. Querido Roger, estos tratamientos tan bellamente sutiles fueron los que te enfrentaron con Bretón y Eluard hasta extenuar la vida de partículas rebeldes manipuladas por industriales condenados a la avaricia.
El esplendor del ágata visita los círculos consumidos por los marsupiales que descienden de los cobres cuando se confunden con los vicios amarillos igual a mínimos cristales cómplices de las aguamarinas que se suceden sin abrazarse al coleóptero que sigue su derrotero gris sin volver su mirada atrás.
La che-tche es carnosa, es coral, es blanca, es negra al barniz,  es transparente y brillante. Tiene forma de hongo. Está adosada a piedras más grandes o a rocas más pequeñas. Aparenta a algo vivo, tiene cabeza, cola y cuatro o más extremidades y vive alejada de viandas de tres o cuatro pulgadas.
Decís que hoy en las tiendas de Pekín y las grandes ciudades de China y de Japón pueden comprarse piedras con diseños elegantes,  colocadas en nichos fabricados a medida. Roger: ¡cuánto fraude traducido en vituallas!
Roger,  hoy, en las tiendas de quincallería de San Telmo hay piedras que ocultan su verdadero nombre detrás de máscaras que laten en el trajinar de los transeúntes: mujeres y hombres que desfilan luciendo sus tatuajes a paso de tango por los adoquines o sentados en las terrazas de los bares, ayer eran pulperías, por donde anduvo Gabino Ezeiza con su guitarra, sus versos y sin tatuajes, a no ser, un navajazo cruzándole la mejilla.
Tou Wan descendiente del poeta Tu Fu, en su Catálogo, describe los minerales más buscados y los lugares de origen.
Si el ágata mexicana, después de ser pulida por el tiempo, adopta la forma de un hacha que se alarga bruscamente como un falo y asume una terca voluntad de vivir y si la nada del cielo se llama vacío y la de las montañas caverna y la del hombre retirada, entonces, Roger, ¿de qué lado de la vida está nuestro canto?

Victorio Veronese

Victorio Veronese

VICTORIO VERONESE

1 octubre 2015 Posted by | ROGER CAILLOIS, VICTORIO VERONESE | , | 1 comentario

   

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